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"Y llegó el día..."

  • Foto del escritor: Romeo Guevara
    Romeo Guevara
  • 24 sept 2023
  • 7 Min. de lectura

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Es realmente increíble como en unos cuantos días la vida puede tomar un giro totalmente inesperado. Lo duro de los cambios inesperados es que son sorpresivos, indeseables e inimaginables. Sólo basta observar los primeros versículos del capítulo 1 de Job y nos damos cuenta que un instante la vida de Job cambió. Lo agarró desprevenido y lo lanzó hasta el suelo. Hay una expresión que se repite dos veces en el capítulo 1. La NVI dice al inicio del versículo 6: “llegó el día” y luego en el vrs. 13 : “llegó el día”. Esta expresión está en contraste con la expresión del vrs. 4: “para Job esto era una costumbre cotidiana”. Job tenía días en que hacía todo lo normalmente humano, y vivía lo mejor que podía. Pero eso iba a cambiar.

Poco imaginaba Job que iba a entrar en unos días totalmente diferentes a los que estaba viviendo. ¿Cómo le llegaron esos días a Job?

Observe que la tragedia comienza con la escena en donde Dios y Satanás entablan un diálogo. Dios le dice a Satanás: “¿le has dado una ojeada mi siervo Job?

¿Por qué nos llegan esos días? Simplemente porque son parte de una realidad invisible, a la que no tenemos acceso.

Al igual que Job encuentro a muchas personas (incluyéndome hoy por hoy) que están pasando por momentos de gran sufrimiento y han sido devastados por el dolor han tenido que soportar. Al igual que Job, no han podido entender por qué. Como Job, no han merecido la aflicción, pero el dolor continúa. Como Job, han orado por respuestas y esperaron que Dios trajera alivio. Ninguna de las dos cosas ha ocurrido. Como Job, siguen orando y esperando. Al igual que Job, a veces se preguntan: "¿Dónde está Dios?" Él permanece en silencio y parece distante. Sin embargo, aguantas fielmente.

Por eso, al igual que Job, algún día serás enormemente recompensado.

Al verme inmerso en la lectura de este texto, he descubierto algunas realidades espirituales a las que no tenemos acceso pero que simplemente están sucediendo inexplicablemente en nuestras vidas.

Y es que nadie puede discutir que la vida es difícil. Creo que esa contundente declaración de tres palabras es una precisa valoración de nuestra existencia en este planeta. Lo interesante que cuando el escritor del libro de Job tomó su lápiz para escribir su historia, pudo haber comenzado con una frase que suena similar e igualmente contundente: "La vida es injusta." Nadie podría discutir el hecho de que la vida está salpicada de dificultades, dolores de cabeza y problemas asfixiantes. La mayoría de nosotros hemos aprendido a enfrentar la realidad de que la vida es difícil. ¿Pero injusta? Cuando sobresale esa palabra algo entra en acción, en lo profundo de la mayoría de nosotros, haciendo que nos resulte casi intolerable aceptar y afrontar lo que es injusto. Nuestro impulso por la justicia anula nuestra paciencia con el dolor.

No es sólo porque Job sufrió que es importante para nosotros. Es porque sufrió en el de la misma manera que sufrimos: en las áreas vitales de la familia, la salud personal y las cosas materiales. Job también es importante para nosotros porque cuestionó minuciosamente y protestó audazmente por su sufrimiento. De hecho, llegó “a la cima” con sus preguntas.

No es el sufrimiento lo que nos preocupa. Es un sufrimiento inmerecido. Casi todos nosotros en nuestros años de crecimiento tenemos la experiencia de desobedecer a nuestros padres y ser castigados por ello. Cuando esa disciplina estaba relacionada con malas acciones, tenía un cierto sentido de justicia: cuando hacemos mal, somos castigados. Sin embargo, una de las sorpresas a medida que envejecemos es que llegamos a ver que no existe una verdadera correlación entre la cantidad de mal que cometemos y la cantidad de dolor que experimentamos. Una sorpresa aún mayor es que muy a menudo ocurre todo lo contrario: Hacemos lo correcto y nos derriban. Hacemos lo mejor que somos capaces de hacer, y así como estamos extendiendo la mano para recibir nuestra recompensa. Nos golpean desde el lado ciego y nos hacen tambalear.

​Medita en la diferencia entre las primeras líneas de Job 1:1 y Job 1:6: "Había un hombre . . . hubo un día”. Había un hombre que vivía de esto en la tierra. Hubo un día en el salón del trono de Dios. Somos levantados de la tierra de un entorno familiar a la escena desconocida de la presencia de Dios en el cielo. Esa realidad revela tres cosas importantes. Primero revela una extraña reunión. Dios está reunido con su corte celestial. Eso nos lleva a la conclusión que algo pasa en el mundo sobrenatural del que no estoy consciente. En segundo lugar revela una maligna acusación. Satanás cuestiona la integridad de Job y lo acusa de que el sirve a Dios por conveniencia. Esto implica que tenemos un enemigo que nos odia y que espera cualquier oportunidad para dañarnos. Y tercero una desastrosa permisión. Dios permitirá el plan de Satanás en la vida para demostrar que Dios sirve por amor y no por conveniencia. La suerte está echada y Job ha sido señalado. Lo que nos muestra que hay cosas que Dios permite a pesar de vivir una vida recta.

Una cosa que siempre me ha parecido muy importante es la evaluación que Dios hace de Job. Observe que él dice: “¿Has considerado a mi siervo Job?” (Job 1:8). Es especial esta frase. ¡Qué título tan maravilloso le dio Dios a Job! “Mi sirviente”. Y es que el escritor de Job dice en el vrs. 3 “personaje de mayor renombre..” Lo que esto me enseña es que él pudo haber sido considerado el “mayor de todos los hombres del oriente” (Job 1:3), pero el maravilloso acerca de Job es que era siervo de Dios. Es decir, aunque bien conocido y famosos en todas partes, él no era ninguna celebridad ante los ojos de Dios. Mientras la sociedad le llama con renombre, Dios lo llama siervo. No había orgullo en el corazón del hombre. Esto es un estímulo para aquellos siervos que no son de renombre pero son especiales ante los ojos de Dios.

Ya todos sabemos lo que ocurre, tragedia tras tragedia someten a Job a una miseria indescriptible, que lo hace terminar tirado en la calle con grandes llagas mal olientes y rascándose con un pedazo de teja.

Eso es suficiente por hoy . Volveré al plan de Satanás más adelante. Lo que más deseo es que hagamos una pausa y descubramos que nos enseña esta porción de la Palabra. ¿Qué he descubierto en estos primeros versículos con respecto mi propia agonía y prueba,

Al estudiar el texto me dí cuenta que hay un enemigo con que nos encontramos y que no podemos ver. . . pero él es real. Tenemos un enemigo sobrenatural y nos encontramos con él o con uno de sus emisarios regularmente. Y nunca lo dudes: todo eso es real. El espera que Su estrategia engañosa te jugará una mala pasada y te debilitará y finalmente buscará derribarte. El deseo del Acusador es arruinar tu testimonio mientras destruye tu vida. En el proceso, si eso significa arruinar tu relaciones familiares, él irá allí. Si es necesario tentarte a hacer arreglos secretos en algunas partes de tu negocio que no habrías hecho antes, irá allí. Lo que sea necesario para derribarte, lo intentará. El hecho de que tengamos un enemigo que no podemos ver no significa que no sea real.

También entendí que hay pruebas que soportamos y que no merecemos, pero que son permitidas. Lo leíste correctamente. La vida incluye pruebas que nosotros no merecemos, pero aun así hay que soportarlas. Puede que no le hayan dado un trato justo en la vida, pero todo fue permitido. Lo mismo puede decirse de usted. En el misterio de Dios y su voluntad insondable, nunca podremos explicarla o comprenderla completamente. No intentes captar cada hilo de su profundo plan. Si te resistes a ese plan te sentirás cada vez más confundido, en última instancia resentido y finalmente amargado. En ese momento, Satanás habrá vencido. Acéptalo. Soporta la prueba ya que ha sido permitida por Dios. Nada toca tu vida que no haya pasado por las manos de Dios. Él tiene el control total y porque esto es real, tiene el derecho soberano de permitir juicios que no merecemos.

Una cosa más que me sorprendió es que hay un plan que exploramos y que no entenderemos, pero es mejor. Aunque cada segmento puede no ser justo o agradable, funciona juntos para bien siempre. La enfermedad que Job soportó más tarde no fue buena sí misma. ¡Difícilmente! Pero todo funcionó para bien. Nuestra perspectiva es terriblemente limitado. Vemos en el punto preciso del tiempo, pero la visión de Dios es panorámico. El gran plan cósmico de Dios está en marcha ahora, y Él no siente la necesidad (ni está obligado) de explicárnoslo. Si lo intenta, nuestra respuesta sería como el adolescente confundido que escucha a su profesor de cálculo, "¿Qué?" No lo entenderías, ni yo tampoco. Sólo recuerda, el Padre sabe lo que es mejor para sus hijos. Descanse en esa comprensión.

Finalmente me dí cuenta que hay consecuencias que experimentamos y que no podríamos anticipar, pero son necesarios. No sé dónde te encuentras hoy, pero estaría dispuesto a apostar que la mayoría de ustedes que leen esto, están pasando por algo que es injusto. Es muy probable que usted simplemente no merece lo que está pasando. Las consecuencias pueden haber comenzado ya a llegar a ti. No anticipaste nada de esto. No pensaste que algo así pasaría pero llegamos a esto. Confía en la Palabra. Lo que ha sucedido es necesario parte de tu crecimiento espiritual. Sí, necesario.

Finalmente he comenzado a aceptar esa realidad después de todos estos años de mi vida. Date cuenta de que la vida no sólo es difícil, sino también injusta. El silencio de la voz de Dios te hará preguntarte si Él está ahí. Y la ausencia de la presencia de Dios te hará preguntarte si a Él siquiera le importa. El estará siempre presente cuando “llegue el día” de la aflicción.


 
 
 

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