Quema cada día tu incienso...

" cada mañana...quemará incienso aromático sobre el altar. (Éxodo 30:7)

Bendita instrucción de Dios para los que adoramos, el usa todo estímulo para que la adoración sea agradable...

Sobre el Altar, la llama danza en esplendor, un incienso sagrado, aroma celestial. El humo se eleva, como un verso en ascenso, tejiendo sueños en la penumbra ancestral. Suspira el incienso, un susurro etéreo, En alas de sueños, se pierde en el viento. Fusiona sus notas con las sombras del tiempo, un canto al infinito, plegaria sin tormento. Entre manos blancas, resuena lo divino, un rito ancestral, esencia de lo eterno. El alma se eleva, en busca del camino, el altar es puente, entre cielo e infierno. Quemar incienso es arte, es danza celeste, un diálogo místico con lo desconocido. Las espirales se alzan, como un alabastro gesto, las divinidades en él son recibidos. En cada vuelo del humo, un deseo susurrante, peticiones del corazón que al cielo se elevan. En olas de fragancia, amor y fe palpitante, el altar se llena de esperanza que mueve montañas Y cuando la noche se tiñe de estrellas, el incienso aún perdura, su magia es eterna. En el rincón del alma, persiste su esencia, el altar es morada de luz que interna. Quemar incienso sobre el altar, es tejer el alma con hilos de luz. Es danzar en el éter, volar sin cesar, es hallar lo divino en lo más profundo del ser. Así, en la danza del incienso sagrado, mi corazón se alza y vuela sin temor. Pues en el Altar encuentro mi legado, en cada plegaria, en cada fragancia, en cada ardor.