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Experiencias de una travesía agitada día 3

  • Foto del escritor: Romeo Guevara
    Romeo Guevara
  • 4 nov 2023
  • 2 Min. de lectura

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En este día descubrí que el verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevos paisajes sino en tener ojos nuevos.

La historia de Abraham y su hijo Isaac ejemplifica cómo una persona puede aferrarse y soltar al mismo tiempo. Dios le hizo una promesa férrea a Abraham. Le dijo que sería el padre de muchas naciones y su descendencia superarían en número a las estrellas. Es más, Dios le dijo a Abraham que Isaac sería el medio a través del cual se cumpliría esta promesa. Sin embargo, en algún momento durante la vida de Isaac, el Todopoderoso le ordenó Abraham ofrecer a Isaac como sacrificio, ¡literalmente!

Sin duda, Abraham se encontró atrapado en un dilema. Las Escrituras nos dicen que Abraham obedeció. Soltó lo más preciado. Su amado regalo: su hijo. Abraham entregó a Isaac a Dios. Sin embargo, al mismo tiempo, Abraham no renunció a Dios ni a Su promesa. Se aferró a ambos. Hebreos 11 explica cómo: Por la fe Abraham, cuando Dios lo probó, ofreció a Isaac como sacrificio. El que había abrazado las promesas estaba a punto de sacrificar a su único hijo, aunque Dios le había dicho: “Por medio de Isaac se contará tu descendencia”. Abraham razonó que Dios podía incluso resucitar a los muertos, y así en un Por así decirlo, recibió a Isaac de la muerte. Abraham soltó a Isaac pero se aferró a Dios, creyendo que el Señor resucitaría a Isaac de entre los muertos después de que Abraham lo matara. Esta fue una prueba escandalosa de fe, la prueba de la vida de Abraham. En una noche de lucha intensa de miedos e insomnio en mi travesía al contemplar esta historia de repente me di cuenta de cómo un persona puede soltarse y aguantar al mismo tiempo. Es una paradoja poco común, una deliciosa ironía. Estos dos impulsos espirituales (aguantar y dejar ir) siempre son en constante colisión. Para decirlo de manera sucinta, Abraham dejó ir a Isaac 1.0. Pero tenía fe en que Dios resucitaría a su hijo de entre los muertos, dándole Isaac 2.0.

Por supuesto, el Señor detuvo a Abraham antes de que bajara el cuchillo, así que Isaac no necesitaba ser resucitado de entre los muertos.

Si hay algo que he estado aprendiendo en mi travesía de estos días agitados es que en el peligro mortal de nuestra propias adversidades, debemos aguantar y dejar ir antes de que veamos nuestra Resurrección. Debes saber esto: es cuando te aferras y te sueltas Dios vuelve tu pruebas en tesoros, tu dolor en perlas, tu sufrimiento en servicio y tus cargas en belleza. ​


 
 
 

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