El peligro de oxidarse...
- Romeo Guevara
- 5 ene 2024
- 1 Min. de lectura

¿Qué es más fácil: hacer la cama por la mañana o dejarla sin hacer? ¿Ser voluntario para un proyecto comunitario o mirar televisión todo el fin de semana? ¿Aspirar, lavar y encerar tu auto o dejarlo sucio? Las opciones más fáciles reflejan la Segunda Ley de la Termodinámica: todos los procesos de trabajo tienden hacia un mayor estado de desorden con el tiempo sin nuevas inyecciones de nueva energía. Esta ley se aplica tanto física como espiritualmente. Deje su automóvil estacionado en un campo y se oxidará y se desmoronará. Lo mismo sucederá en tu vida espiritual. Olvídese de mantener las disciplinas espirituales que ha aprendido y, con el tiempo, su vida adquirirá signos cada vez mayores de desorden. Eso es lo que les pasó a los israelitas cuando regresaron a Jerusalén del cautiverio. Comenzaron obedeciendo a Dios, pero con el tiempo perdieron la energía. Dejaron de darle lo primero y lo mejor de sus vidas, y el profeta Malaquías los llamó a rendir cuentas (Malaquías 3:7-9). Si puedes ver que el desorden se está apoderando de tu vida, asegúrate de seguir dando lo primero y lo mejor a Dios. Recordar y responder a la voluntad de Dios requiere nueva energía cada día. Así son las cosas de este lado del cielo. Es necesario recordar a las personas con más frecuencia que instrucciones.
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